Serie de intervenciones públicas
Popayán, Cauca-Colombia.

La imagen/sensación primera que me conmueve del mundo está dada por el encuentro con los cuerpos, como medio de experimentación sensorial con el entorno, horizontes y objetos culturales para plasmar mis imaginarios. He encontrado especial el cuerpo, la vida que encuentro en él, a encontrarme en él. La presencia viva, pero a la vez invisible, al cotidiano que se convierte a simple vista parte de la arquitectura, el cuerpo andante, pensante, que resiste y surge paralelamente al mundo moderno, concepto que Suely Rolnik, sugiere cuando el otro deja de ser concebido como una proyección de imágenes preestablecidas y se convierte en una presencia viva; hecha de una multiplicidad plásticas de fuerzas que pulsan en nuestra textura sensible, tomándose así parte de nosotros. Se disuelven las figuras de sujeto y objeto, y con ellas aquello que separa el cuerpo del mundo.

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El mundo moderno captura la fuerza vital, deforma el cuerpo y los encuentros, es necesario entonces, superar la anestesia de la vulnerabilidad propia de las políticas de subjetivación, prestar atención, permitir el asombro, detenerse, aquietar el tiempo y el pensamiento, aprender a mirar, volver al saber del cuerpo, de lo que se intuye, permitir a la fuerza de la creación aparecer y sucumbir, conectar con nuestras potencias vitales y construir una existencia más consciente, que vaya en ritmo y armonía con las fuerzas que mueven el flujo de la vida.